Algunas compañías de Televisión han mostrado preocupación ante la avalancha de videos musicales en la Internet, frente a los canales que habitualmente transmiten video clip y conciertos.
Lo que antes era un exclusivo mundo de canales de paga, con MTV a la cabeza en la creación del concepto, hoy puede encontrarse en decenas de sitios de la WEB, que en la mayoría de los casos, sin pagar derechos, reproducen todos los éxitos de música actual y almacenan otros de muchos años atrás. El usuario de la Internet tiene la opción de elegir cuándo ve un video clip y cuántas veces en una actitud distinta al televidente que depende del programador del canal de Televisión y de un balance establecido de acuerdo a la programación diseñada.

Además de los canales de música de las grandes compañías, en casi todos los países podemos encontrar canales locales de música, porque los bajos costos de estas producciones, que dependen en gran parte de los videos ya producidos por las compañías de discos a modo de promoción, resultaron por muchos años un buen negocio. Hoy no sólo la excesiva oferta de música en Internet cambió las cosas. El público televidente, todavía subvalorado por muchos ejecutivos y productores que tienen evaluaciones de hace veinte años, es más exigente con la calidad visual de los programas, y concede importancia a la originalidad, al uso del diseño gráfico, al ritmo de la edición, la escenografía y la iluminación, entre otros aspectos.
En este nuevo escenario de siglo XXI, las grandes productoras de canales que transmitían únicamente música, otra vez con MTV como líder de los cambios, se han ido inclinando a producir programas donde los contenidos no dependan de la música. Espacios irreverentes, shows en vivo con público, moda y hasta noticias de farándula han ido desplazando aquellas horas donde podíamos ver excelentes videos y musicales en general, con estrenos y entrevistas de los propios intérpretes, además de datos interesantes que nos ofrecían los conductores.

En algunas de las principales productoras de estos canales se quiere transmitir cada vez menos música, hacer programas de entretenimiento y encontrar la independencia de producción, con otras opciones en un intento por separarse de lo que se consigue en Internet, mientras que canales musicales más pequeños de Argentina, Colombia, Venezuela, y de países centroamericanos y europeos, continúan con su programación de videos musicales y pocos conductores en foros pequeños y de bajo costo.
¿Dónde está la razón entonces? ¿En los visionarios de las grandes compañías que han comenzado a cambiar o en las pequeñas transmisiones locales que se resisten al cambio, entre otras razones, porque sería elevar los costos de producción? Vuelve a errarse cuando los cambios en Televisión buscan no parecerse a la Internet. En realidad debía hacerse todo lo contrario: tomar de la Internet aquello que pueda traducirse al lenguaje de la Televisión.

El impacto del sonido y el tamaño de la imagen de la Televisión sigue siendo una gran ventaja frente a cualquier medio de comunicación. Desperdiciar esa ventana es una muestra del desconocimiento que persiste para entender que la fuerza de la pantalla chica también radica en su forma y no sólo en su contenido. Es como si Animal Planet comenzara a dejar de producir programas sobre la vida salvaje porque en  la Internet hay miles de videos sobre casi cualquier asunto relacionado con animales, y se dedicara a producir programas irreverentes para no seguir hablando de leones, tigres y monos. Siempre habrá televidentes dispuestos a sorprenderse frente a la Televisión con los videos clip y musicales programados de acuerdo a un orden lógico previsto desde la planeación dramatúrgica del guión y sin depender de la conexión de Internet, el mouse y el click. En medio de tantas prisas para cambiar la programación, los canales pequeños y locales dedicados a la música crecerán con ventaja, porque ofrecerán localmente -otra vez el mismo fenómeno- lo que van dejando de hacer las grandes compañías de Televisión.
En la mayoría de los ejemplos, los cambios de canales musicales a producciones que dependan menos de la música están basados en los datos que muestran una baja considerable de audiencia en algunas de esas transmisiones.

Pero no necesariamente la atención se va a conseguir dando un giro al género que por años creó las marcas de esos canales. Quizá habría que analizar cuánta modernidad falta en las formas de presentar la música y en la necesidad de conseguir estrenos y conciertos exclusivos para cada señal. Irreverencia, bromas, chistes, modas, noticias y sexo también se encuentra en la red y no por eso la Televisión lo dejará de producir. La actitud del espectador frente a la Internet y a la Televisión es distinta. Las personas requieren de ambos para satisfacer sus necesidades de entretenimiento. Aunque en contenidos coincidan, la lectura emocional de cada medio es diferente.
Dejar el espacio vacío de la música en la Televisión de paga sólo siembra oportunidades nuevas para quienes descubran esas ausencias.

Por Alexis Núñez Oliva
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