Todavía los mercados de valores no han podido dar un valor a las ideas, ni hay productos de inversión que permitan apostarle a las acciones en ideas. Una idea, en cualquier área de la producción mundial, no tiene precio, no se puede tasar ni pesar. Ningún instrumento es capaz todavía de medirla. Al menos nadie ha tenido la idea de cómo hacerlo. En la producción de Televisión hay desde ideas baratas hasta las que cuestan mucho dinero. Una idea marca la diferencia con la competencia, distingue la originalidad y la mayoría de las veces es la solución a uno o más obstáculos. A veces una idea aislada no tiene el mismo valor que cuando se combina con otras ideas de la misma persona o de distintos individuos o grupos creativos, y es cuando crece, se fortalece. Las grandes compañías de Televisión invierten muchos recursos y dinero líquido en las ideas. Es difícil calcular cuánto, porque no suelen pagarse ideas como se pagan productos o tecnologías modernas.

Pero cuando se crean condiciones materiales y físicas para el desarrollo del trabajo creativo, cuando se pagan primas, bonos adicionales y contratos de exclusividad para que el personal no trabaje para otros, en realidad lo que se está pagando son las ideas que genera una persona o un equipo de creativos. Las ideas tampoco pueden clasificarse fácilmente en buenas o malas, regulares o inservibles e inaplicables. Una idea alcanza valor cuando es útil, y es útil dependiendo de las necesidades de la Televisión en el momento que se ofrece la idea, y de su aplicación en la guerra competitiva. Una buena idea en Televisión puede no ser valiosa hoy, pero sí dentro de seis meses o luego de diez años. Las buenas ideas no sólo son la referencia de un proyecto o de una sinopsis. Llevan implícita el contenido, pero también la forma. Esto último se ignora muchas veces cuando se presenta una idea.
Quienes reciben en sus escritorios ideas y deciden qué se hace o qué se transforma de la propuesta original para finalmente producirse, también deben ser personas creativas en el análisis de las ideas.

Una buena idea analizada a través de una visión inexperta o incapaz, es valorada erróneamente como una mala idea, desaprovechando la oportunidad de poner en práctica lo que alguna vez otro sí tomará en cuenta y de lo que sacará ventaja.La mejor idea es aquella que dio los resultados que se esperaban o superó las expectativas, después de aplicada.

¿Cómo Surge Una Idea Útil?

La complejidad del proceso creativo es tan diversa y discutida, que no es posible resumir los caminos que llevan a una idea útil que culmine en éxito. Cuando el pensamiento consigue convertir en imagen lo que se piensa, ha surgido una idea. Una idea creativa es mucho más compleja, porque involucra la reflexión, el intelecto y el conocimiento.
Aunque desde el desconocimiento surgen a veces ideas originales, es algo menos frecuente y esto explica por qué muchas personas que no trabajan en Televisión encuentran dificultades para que les aprueben sus proyectos. En esas propuestas uno puede hallar algunas señales interesantes, pero la regla general demuestra que se apartan demasiado de los objetivos para realizar un programa televisivo. Todo proceso que involucra al creador de la Televisión debe estar rodeado de la mayor cantidad de información posible.

La información, el conocimiento y la experiencia -escasa o extensa- someten al cerebro a una especie de filtro por el que viaja la creatividad de manera inconsciente, hasta surgir una o más ideas como resultado de la interpretación de esa realidad que lo rodea. En apariencia, hay ideas que surgen solas. Otras ideas llegan porque trabajamos para encontrarlas y en el trabajo profesional muchas ideas se consiguen después de un encargo específico para una necesidad planteada -en las dos últimas interviene invariablemente el oficio de crear ideas-.
Las ideas pueden surgir en la soledad del creador, aunque hoy es se discute la utilidad de esa soledad, porque la ausencia de otras personas no es suficiente para afirmar que alguien es un creador en solitario.
El creativo es una persona que lee libros, consulta Internet, ve Televisión, va al cine, participa en juegos interactivos, hace ejercicios… y todas las vías lo acercan al desarrollo de las ideas, lo que resume que en sus ideas intervinieron las ideas de otros, mucho más que como ocurría hace algunas décadas. Quienes tienen la capacidad de trabajar en equipo, consiguen buenos resultados de la discusión y presentación de ideas en grupos, perfeccionando ideas que parecían no tener sentido y que concluyen como ideas útiles. A veces la discusión de ideas y conceptos toma un rumbo inesperado, y se aleja tanto del objetivo que se requiere, que al darle la vuelta termina ayudándonos a encontrar el verdadero sentido de lo que necesitamos y conseguimos así las más útiles ideas.

Una idea capaz de sorprender u obtener excelentes resultados dependerá del individuo, del equipo, del medio y del público al que va dirigido el desarrollo de la idea. Las mejores y más útiles ideas no distinguen culturas ni razas ni sexo ni nacionalidades. Tampoco se encuentran encerradas en niveles socio-económicos ni son exclusivas de personas con determinados puestos dentro de una compañía. Un mensajero, un chofer y un asistente pueden sugerir ideas tan útiles como un buen guionista o un audaz productor. La diferencia –si existe- podría estar en la frecuencia de ideas aplicables y exitosas entre quienes viven del ejercicio de crear ideas y quienes las sugieren únicamente cuando se les ocurre.
Todos, absolutamente todos, somos seres creativos.
Todas las compañías de Televisión pueden adquirir casi la misma tecnología e incluso tener semejante calidad de vestuario, imagen e iluminación similar.
Las diferencias entre unas y otras producciones de Televisión sólo se consiguen con ideas distintas, y se convierten en el verdadero tesoro de los visionarios que dirigen las empresas productoras de Televisión.El respeto por las personas con ideas creativas que terminan siendo ideas útiles es una constante en los ejecutivos y corporaciones que se han hecho grandes frente al mercado y la competencia. Al menos hasta hoy, una buena idea no tiene precio.

 

Por Alexis Núñez Oliva, Productor Ejecutivo 

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