Mientras este 22 de noviembre los músicos celebraron en el mundo el Día de la Música, la Televisión mostró poco interés en su importancia y muchos canales ni lo mencionaron. Ayer fue el Día Mundial de la Televisión y pocos los sabían. La música y la Televisión tienen algo en común que no debió pasar inadvertido: lo primero que transmitió la Televisión fue música.

John Logie Baird, de origen escocés, inauguró en 1929 el primer estudio de Televisión del mundo en Long Acre, Gran Bretaña, y convenció a la cantante Gracie Fields, figura del momento, para que apareciera en lo que hoy se considera el primer programa que experimentaba la Televisión. Como Baird no logró que imagen y sonido se transmitieran a la vez, los espectadores vieron a una cantante muda y poco después escucharon su voz cuando su imagen ya no aparecía. Setenta y ocho años después la música es importante en casi todos los programas de Televisión. Las telenovelas se identifican con un tema original escrito para la historia o con una canción de moda que se asocia al argumento.

Los noticieros avisan de su inicio con un típico tema que todos identificamos con noticias, y lo mismo ocurre con los deportes, las caricaturas -dibujos animados-, revistas de entretenimiento y cualquier género. Quienes producimos Televisión sabemos que nuestros programas deben ser musicalizados. El surgimiento del video clip y los canales de Televisión de paga de contenido musical crearon interés del televidente para sentarse a ver música por Televisión. Las compañías de discos aseguran que cada vez son menos los espacios de Televisión donde se pueden presentar varios artistas en vivo a cantar, como ocurría años atrás con espacios de fin de semana y hasta de lunes a viernes.

Las costosas y creativas producciones de videos clip ofrecieron otra forma de ver la música, más entretenida y producida, con historias, personajes y locaciones más interesantes que un simple cantante o grupo interpretando temas en un estudio de Televisión con algunos tiros de cámara, un poco de juegos de luces y algo de humo y efectos visuales.

Luego aparecieron los grandes conciertos, perfectamente producidos y grabados, para ser vendidos en DVD, y vistos cómodamente en casa, en el momento elegido, con un sonido espectacular que todavía la Televisión no alcanza, en lo general, a transmitir. Los intentos de varias compañías de Televisión latinoamericanas para producir programas musicales, con un desfile de artistas en vivo, generalmente han fracasado, ante la apatía de los televidentes, los altos costos y la poca presencia de patrocinadores. La música por Televisión quedó reservada sólo para grandes eventos como los Premios Grammy, o el Festival Viña del Mar, en Chile, o el de Acapulco, en México, y algunos otros que organizan en España -40 Principales y Premios Amigo-, porque se consigue la atención a través de las emociones de quiénes serán los ganadores y hasta de os perdedores.

Parece que ya no emociona ver cantar en vivo por Televisión sin otros ingredientes entretenidos que den un sentido a la presencia de los cantantes más allá de simplemente interpretar.
Programas de concursos de canto, como American Idol, entre otros, suelen tener más éxito con desconocidos que espacios donde famosos cantantes, vendedores de millones de discos, se presentan sin evitar que el público cambie de canal antes de que terminen la primera canción.

Este divorcio música en vivo–televisión atenta contra la promoción de nuevos y consagrados artistas que tienen que esforzarse para promover sus temas principalmente a través de la radio. Aunque la música está presente en casi todos los minutos de la programación de cualquier canal de Televisión, de forma incidental, ocasional o ambiental, está cada vez más ausente su interpretación en vivo y los conciertos quedaron encerrados en los grandes teatros, en los canales de paga especializados en música, en las cajas de los DVD y en miles de sitios de Internet.
Se entiende entonces por qué mientras los músicos celebraron este 22 de noviembre el Día de la Música, con la Santa Cecilia -nombrada como su patrona desde 1594 por el Papa Gregorio XIII-, la Televisión olvidó festejarlo y perdió la oportunidad de rendir homenaje a la más universal de las artes.

He llegado a pensar que ni con promesas a su venerada podrán los músicos vencer la omisión de su día en los televisores, porque no es simplemente un asunto personal de la industria televisiva con la música. El 21 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Televisión, suscrito en la ONU en 1996, durante el Primer Foro Mundial de Televisión, y once años después casi nadie lo recuerda, y hasta a nuestra Televisión, otra vez, le falló la memoria… y olvidó mencionarlo.

Por Alexis Núñez Oliva
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