El último capítulo de su vida lo escribió el primer día de febrero de este año 2009.

Fue protagonista de casi todas las telenovelas que se han visto en el mundo hispano, porque después de Senda prohibida, la primera producida por Televisa a finales de la década de los cincuenta, cada nuevo guión recuerda su forma de hacer llorar, aunque ella no lo haya escrito. En más de ochenta años de vida se enamoró, se casó y fue muy feliz decenas de veces. Enfrentó a las peores villanas, descubrió planes macabros, bebidas envenenadas, sirvientas fieles, hermanas crueles, tías malditas, hombres y mujeres de buenos corazones y demostró que el bien triunfa sobre el mal, reafirmando que la fantasía sigue siendo un espacio de placer tan importante como un buen masaje al cuerpo después del cansancio. Sus nombres y sus apellidos, María Ofelia Villenave Garza, tenían todo para protagonizar una historia interminable, pero ella prefirió llamar a su personaje de escritora simplemente Fernanda Villeli.

Aunque estudió Filosofía en la Universidad, se introdujo en los laberintos del amor antes que escribir sobre Platón y Aristóteles, pero seguramente de ellos obtuvo la capacidad para llevar en las escenas la fuerza del pensamiento, del conocimiento y de las acciones humanas.

Lo contó todo para cerrar los ojos después de haber vivido enamorada con un hombre por más de cincuenta años y de amar a sus cuatro hijos, como el mejor final feliz que pudo imaginarse.

Cuando en la Televisión las historias sean aburridas, las telenovelas no enamoren al público, los romances no sean creíbles, las villanas provoquen risa en lugar de odio y se sientan deseos de cambiar el canal, sin dudas habrá que invocar a Fernanda Villeli, quien siempre tendrá las flores de todos los televidentes que le agradecen no haberse olvidado nunca del amor.

Por Alexis Núñez Oliva, Productor Ejecutivo 

© Todos los Derechos Reservados a favor del autor.

Foto: Revista Quién