No escribo habitualmente sobre personas que trabajan en la Televisión. Tengo tantos y tan buenos colegas en varios países, que es arriesgado. Dejaría fuera a muchos que hacen un excelente trabajo. Sin embargo, cada vez se hace más necesario marcar algunos ejemplos mencionando a los protagonistas. Intentaré hacerlo con el beneficio de entender qué Televisión estamos haciendo. La conducción de noticieros de Televisión es una de las más complejas dentro de los oficios públicos de nuestro medio doméstico.

El conductor de un noticiero no puede ser un modelo de pasarelas, pero tampoco debe ser alguien con una errónea apariencia. Un rostro aparente de alguien molesto influirá negativamente en el mensaje tanto como el de alguien que sonríe al terminar cada frase.

Jorge Ramos, conductor del Noticiero Univisión, reúne las ventajas del ancla –anchor en inglés-, esa persona capaz de conversar las noticias en lugar de leerlas, y que las interpreta porque las conoce, no porque se entera cuando está conduciendo el Noticiero.

En todas las vueltas que he dado por los noticieros hispanos locales y nacionales de Estados Unidos no he podido hallar algún conductor tan eficiente como Jorge, porque consigue lo que pocos: ser moderno y emocionar. La modernidad en la conducción de noticieros televisivos exige presentadores de carne y hueso, con sensibilidad en la piel, capaces de enojarse, sonreir o expresarse también a través del lenguaje no verbal. Jorge Ramos lo hace. La Televisión de hace sólo diez o doce años apelaba a la rigidez de los conductores de noticias, se consideraba que una expresión fría y distante era muestra de imparcialidad. Un verdadero absurdo.

Hoy se entiende que no necesariamente se debe ser imparcial ante la noticia de un sacerdote que abusó de un menor ni cuando se informa y se muestran imágenes de un manifestante que fue golpeado salvajemente por un grupo de policías. Pero Jorge Ramos aporta más ventaja a su trabajo: agrega su personalidad hiperactiva a sus entrevistas. Cuando tiene ante sí a un político, sea el Presidente de un país o el diputado de una nación, muestra la misma actitud que un televidente ante las contradicciones de alguien que intenta convencer desde la confusión: se inquieta, interrumpe, vuelve a insistir en la misma pregunta, trata de explicarse.


Entrevista de Jorge Ramos a Hugo Chávez, actual Presidente de Venezuela

Los presentadores de noticieros tienen liderazgo y son para los televidentes su voz y sus manos, sus preocupaciones y sus demandas. Ellos consitiuyen la última oportunidad del público para cuestionar a los protagonistas de las noticias.

Cuando el conductor se siente una autoridad, pero no es líder, o usa su espacio para lucir mejor y no para hacerle la cirugía a la información, es simplemente un locutor que dice, pero no representa. Además, Jorge Ramos escribe libros sobre sus propias experiencias en Televisión y es un reportero que renuncia a dejar de serlo y ocupa su espacio lo mismo en guerras que en conflictos electorales, porque tiene la virtud de traspasar el cristal de los televisores y asistir al lugar de los hechos, allí donde el público quisiera estar y no puede.

Como presentador del Noticicero Univisión Jorge Ramos hace un uso correcto del lenguaje en español -algo difícil de hallar en Estados Unidos- gesticula usando sus manos -primordial si alguien quiere comunicar con mayor efectividad- y posee un acento neutro -útil en la Unión Americana para evitar el rechazo de algunos sectores hispanos-.

Nacido en México hace cincuenta y un años, ha sido multipremiado y reconocido, pero sus trofeos no son producto de la fama y fortuna habitual de quienes salen en Televisión. Su influencia en la opinión pública está respalda por la forma en que sabe transmitir los contenidos y por la ausencia de seguir las tentaciones del poder, a veces habituales en ese puesto.

Cuando hace unos de diez años lo conocí y nos vimos en varias ocasiones, confirmé la admiración que hasta ese momento sólo tenía como espectador. Ramos no llega al set y se viste de presentador. Las cámaras reciben a Jorge Ramos y lo muestran como es en la vida real, con sus inquietudes y su pensamiento honesto que responde a sus convicciones. Si una personalidad pública esconde manejos oscuros o no tiene suficientes argumentos para defender su gestión política, lo más recomendable es que le niegue a Jorge Ramos una entrevista. Concederla es más peligroso que hacer público un video de su vida privada.

En esta búsqueda de presentadores de noticias auténticos por la Televisión de los Estados Unidos he visto una actualización en las formas de conducción y encuentro con cierta frecuencia excelentes ejemplos en noticieros locales principalmente, donde los conductores han conseguido salirse del traje de cemento al que antes eran sometidos. El futuro promete. No existe todavía una escuela de Televisión que forme personal capacitado y menos que instruya a futuros comunicadores de noticias. Pero quien aspire a trabajar en noticieros como presentador, puede asistir todos los días a una breve clase de media hora que Jorge Ramos imparte cuando inicia el Noticiero Univisión.

Por Alexis Núñez Oliva
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