Todas las personas que conozco tienen mucha prisa y poco tiempo.

Andamos acelerados, vamos hacia algún lugar sin la certeza de que sea la meta. Una vez que llegamos, seguimos hacia el siguiente objetivo sin disfrutar lo que alcanzamos. Con esta forma de vivir escuchamos menos, observamos poco y creemos saber más. Preguntamos y antes de prestar atención a las respuestas, elaboramos la siguiente pregunta sin interpretar lo que nos dicen. Hoy nos escuchan y escuchamos apenas un cincuenta por ciento de todo lo que hablamos y nos hablan. De ese cincuenta por ciento, interpretamos correctamente menos del veinte y cinco por ciento. La interpretación está sometida también al mismo déficit de atención con que nos movemos y hablamos.

Ante esta realidad no hay otra opción y estamos obligados a seguir en cada encuentro lo que llamo los cinco puntos del diálogo moderno:

1- Aprovechar los primeros minutos de la conversación
2- Ser breves.
3- Usar palabras claves.
4- Ir directo al tema.
5- Escuchar y hacer referencia a los que explica la otra parte.

Si analizamos los cinco puntos del diálogo moderno descubrimos algo más interesante: es el lenguaje de las redes sociales. Es la brevedad de un click. Esta es la forma en que estamos interactuando: comunicación con un click.

Hay desventajas en esta manera de comunicarnos: dejamos en el camino esencias y no podemos profundizar nuestros argumentos. Si nos corresponde escuchar, perdemos la oportunidad de atrapar buenas ideas y podemos dejar fuera la colaboración creativa de quien nos cuenta. Pero en nada nos beneficia angustiarnos pensando que está mal. Hay que adaptarse y sacar provecho de estos tiempos. Usemos las prisas para pensar con mayor rapidez y decir más en menos tiempo. El éxito de la comunicación actual pasa por no ser aburrido, no reiterar. La precisión es un reto en cada conversación.

¿Cómo afecta la comunicación de un click en la Televisión?

A la Televisión nada le es ajeno. Funciona como una ventana, aunque a veces muestre la realidad un poco fuera de foco y otras elimine los segundos y terceros planos porque sólo se concentra en el primer plano de la vida. En consecuencia, la Televisión refleja esta comunicación con un click: aprovecha los primeros segundos, está obligada a ser breve, tiene que usar palabras claves y, como las redes sociales, no escucha.

En esos cinco puntos del diálogo moderno -válidos para el monólogo de la Televisión- no sólo encontramos secretos aplicables a una producción televisiva. Son útiles para presentar un proyecto de televisión y funcionan lo mismo en una entrevista de trabajo que en la exposición de resultados ante una pequeña reunión o frente a un gran auditorio.

Sin embargo, no toda nuestra actitud debe ser complaciente o de adaptación pasiva a las nuevas formas de comunicarnos. Podemos sacar ventaja de la actualidad vivencial. Cuando nos corresponda recibir y leer propuestas aprovechemos organizando nuestro tiempo y concedamos espacio a la otra parte para que exponga con mayor amplitud.

En mi trabajo como Productor de Televisión, cuando no me ganan las fatales prisas, aplico estos puntos:

– Muestro capacidad para escuchar.

– Invito a profundizar, más que cuestionar la propuesta.

– Llevo la conversación a un entretenido análisis en un diálogo que concluye sin dudas.

Si al terminar la conversación el proyecto es corregible o incluso no me sirve, las partes involucradas sentimos que no quedó espacio para las dudas, que no fue la prisa ni la falta de tiempo la causa de que no me gustara la idea y evitamos la frustración y el desencanto de quien propone. Trabajando así dejamos una impresión distinta a la que nuestro exponente encuentra en otras citas y reconocerá en nosotros el espacio para decir y ser escuchado, para regresar y proponer. Quien expone bajo esas condiciones siente seguridad para presentar nuevas ideas y nosotros nos beneficiamos con la oportunidad de haber estimulado el talento creativo que quizá algún día regrese con esa excelente idea que jamás hemos escuchado.

Muchas veces la mejor idea… es la siguiente.

Por Alexis Núñez Oliva
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