En todas las compañías de Televisión que conozco hay productores que se quejan de los privilegios que otros colegas reciben. Dicen que esas diferencias los pone en desventaja y por eso sus producciones no tienen el mismo éxito que las de aquellos privilegiados. Cuestionan a los productores que reciben mejores presupuestos, mayores campañas de promoción y aseguran que sólo a ellos les autorizan mejores elencos.

Pensar que otros poseen una ventaja sobre nosotros, aunque la ventaja fuera creativa, limita nuestra propia creatividad. Si nuestra desventaja la justificamos partiendo de la desigualdad de condiciones, entonces no podremos conocer el verdadero potencial creador que todos tenemos. La comparación es una herramienta humana muy útil para el desarrollo, pero sólo cuando en el análisis está la búsqueda de los resortes que llevaron al éxito. Todo lo que comparamos se vuelve un impulso de nuestras capacidades y la cascada de ideas se vuelve indetenible cuando partimos de una afirmación: yo puedo hacerlo mejor. He tenido la oportunidad de conocer productores de Televisión exitosos y siempre que conversamos de las dificultades y soluciones que encontramos, termino por entender que no tienen privilegios y que han conseguido lo que tienen a fuerza de insistir, con el respaldo del prestigio que va acumulándose en los años.

Los productores que consiguen un éxito tras otro trabajan incansablemente, leen mucho, escuchan y son muy celosos de los detalles, de la exigencia, pero lo más curioso: no emplean su tiempo para mirar a los demás ni saben si otros reciben privilegios, porque dedican mucho espacio al desarrollo de sus proyectos. La crítica contra productores exitosos esconde falta de rigor, de entrega y de concentración en el trabajo, resta al talento individual, perdiendo energía en la observación de los otros, convirtiendo al pesimista en su propio enemigo. La creatividad tiene distintos orígenes según la persona y su educación, pero en todos los casos puede desarrollarse y perfeccionarse con el deseo de la superación profesional. Todos somos seres creativos por naturaleza. He conocido asistentes de producción que llegaron a productores o a guionistas por sus ansias, porque siempre creyeron en sí mismos. También he conocido productores que debían llamarse asistentes de producción, porque fácilmente serían superados por cargos de menor participación productiva.

No creo que haya un sólo productor con privilegios que por tener amigos entre quienes deciden consiga el éxito en la Televisión. La dedicación, el trabajo en equipo y la toma de decisiones correctas tampoco garantizan el éxito, pero por ese camino hay más posibilidades de conseguir los objetivos.

El mayor privilegio de los privilegiados con el éxito es precisamente no pensar que el triunfo se obtiene consiguiendo privilegios.

 

Por Alexis Núñez Oliva, Productor Ejecutivo 

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